martes, 7 de abril de 2015

Cuantas araucarias fueron quemadas?

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CONAF estaría frente a un gran desafío: reponer mas de un millón de arboles de nuestro monumento natural


Las araucarias (Araucaria araucana) son arboles únicos, que crecen naturalmente solo en Chile y Argentina. Tienen un alto valor cultural debido a su permanente asociación con cosmovisión de la cultura Mapuche-Pewenche. Muchos chilenos nos sentimos representados por estos arboles. Sus tamaños y su particular arquitectura los transforma o ha transformado en iconos del patrimonio natural de Chile, que ha quedado de manifiesto en la legislación forestal chilena que los ha catalogado como monumentos naturales.

Este ultimo mes, algunos recibimos con espanto, que nuevamente un incendio de magnitudes catastróficas, estaba quemando los bosques donde se desarrollan araucarias. Hoy, recibimos con alivio el comunicado de la Corporación Nacional Forestal (CONAF) que indicaba que los incendios en la Reserva Nacional China Muerta están controlados. Según datos de CONAF, en total, el incendio del Parque Nacional Conguillio y China Muerta acumulo 6661.3 hectáreas. Para muchos es difícil dimensionar esta superficie en la realidad cotidiana. Entonces, con ánimo de aportar en poner en perspectiva las dimensiones de la catástrofe comparto un simple calculo para responder la pregunta: Cuantas araucarias fueron quemadas en estos incendios?

Los bosques de araucarias tienen en promedio 323 arboles por hectárea. Si multiplicamos la superficie quemada (6661.3 ha) por la abundancia promedio de araucarias (323 arboles/hectárea) obtenemos que habían 2.153.726 araucarias  en el área quemada. Podríamos creer que esta es una estimación exagerada, por lo tanto, incluyamos una incertidumbre del 10% en el promedio. Tampoco debiéramos asumir que todo el paisaje es bosque de araucaria per se, por lo que reduzcamos la superficie quemada en un tercio. Podemos también suponer que 10% de los bosques naturales corresponden a espacios abiertos (por caídas de arboles de manera natural). Haciendo estas reducciones podemos estimar que el numero de araucarias quemadas alcanzaría a 1.104.861. 

Si esta cifra fuera una buena estimación de la catástrofe, la CONAF estaría frente a un gran desafío: reponer mas de un millón de arboles de nuestro monumento natural. Entonces la pregunta ahora es: Contamos con una institución forestal capaz de llevar a cabo esta misión? Tenemos viveros y material genético reservado de estos valles para lograr la restauración de estos bosques? El Estado dispone de financiamiento para apoyar la restauración de estos bosques? 

No hay que olvidar incendios anteriores que quemaron mas de 15 mil ha de bosques nativos (que incluían araucarias) en el año 2002. La superficie quemada en 2002 a la fecha aun esta en proceso de recuperación pasiva, es decir sin intervención del hombre. Este ejemplo nos muestra que los bosques tienen capacidad de recuperación frente a las perturbaciones.. De hecho, nos muestra que muchas de las araucarias quemadas este año podrían sobrevivir, ya que sabemos que estos arboles son resistentes a este tipo de perturbaciones catastróficas. Sin embargo, si asumimos que solo la mitad de las araucarias pudieran sobrevivir el total es abrumador: 552.430 araucarias habrían muerto en el incendio.

Habiendo hecho este ejercicio, me gustaría plantear la siguiente reflexión. Debemos entender que el Estado lo hacemos todos los chilenos. Por una parte como chilenos debemos tomar conciencia del impacto de esta catástrofe, para el medioambiente, para la cultura, para el legado que dejamos a las próximas generaciones. Por otra parte, debemos darnos cuenta de nuestra responsabilidad. Muchos incendios forestales, sino casi todos, son producidos por causa del hombre. Hagamos un llamado urgente a parar de quemar nuestro patrimonio natural. Las tendencias de aumento de la sequia, sumado a pirómanos impunes, puede generar desastres en el equilibro de ecosistemas que hoy proveen invaluables servicios y funciones para los chilenos. Servicios que llegan incluso a las grandes ciudades que se encuentran lejos de los valles afectados, como provisión de agua o balance climático local, servicios que son muchos mas caros que solo el efecto visual en el paisaje.  Es por eso, que debemos preocuparnos de exigir a las autoridades mejores medidas de prevención de los incendios forestales que están afectando al país. Además es necesario que se destinen recursos al fortalecimiento de las instituciones del Estado a cargo del patrimonio natural del país. Se debe además educar a los visitantes de áreas protegidas. Por cierto se debe formar profesionales capaces de responder al desafío de la prevención, manejo de emergencias y restauración ecosistemica. No olvidemos que estamos bajo un escenario de cambio climático global, donde se espera que la frecuencia de eventos extremos aumenten, tales como la sequía que azotó al sur del país este verano. Por eso es necesario prevenir y aprender a detener estas catástrofes a tiempo, y no esperar que las lluvias que nos regala la naturaleza haga el trabajo que nosotros debimos hacer. 

Araucarias en Santuario El Cañi (Pucon, Chile)
Texto y Foto: Alvaro G. Gutierrez

 
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